lunes, 14 de enero de 2008


Aquellos recitales
Enviado por Vero de Amor
ingreso al grupo: 30 de Ago, 2006

Las noches el silencio no tenían cabida en nuestras vidas cuando el rondaba por los teatros de Buenos Aires. Éramos muchas las mujeres le ganábamos por gran mayoría a los hombres que se sumaban a la inmensa fila que había que hacer para llegar a la entrada del teatro, muy a pesar de todos nosotros que teníamos entradas numeradas sacadas con meses de anticipación. Ese era solo un detalle sin importancia lo que queríamos todos era llegar al teatro para verlo a el. ¿Quién era el? Nuestro ídolo Sandro. Todos estábamos ataviados con elementos no contundentes pero si representativos como remeras, binchas, fotos, banderas de club de fans y si al salir de casa las habíamos olvidado siempre alguno las vendía en la puerta del teatro. Mientras esperábamos entonábamos las canciones de nuestro ídolo. Si entablabamos conversación con alguien, lo haciamos mientras cuidábamos celosamente nuestro lugar en la fila. El tema de conversación era Sandro que más podíamos hablar si otro ser no existía ese día no teníamos ni familia, ni hijos solo viviríamos para el gitano. Cuando lográbamos entrar rápidamente nos apoderábamos de la butaca, esperando todos. Luego empezaba la música y las luces se apagaban y nosotros en vez de sentábamos nos parábamos y comenzábamos a gritar. En el medio de la oscuridad escuchábamos la voz de nuestro Sandro y no podíamos dejar de gritarle cosas. Como siempre el nos contestaba después y nos hacia callar pero, las nenas no podíamos con nuestro genio y seguíamos gritando. Por momento nos callábamos todas. Por otros cantábamos con el pero, siempre nos divertíamos, auque nos poníamos tristes cuando llegaba la despedida auque siempre había una yapa porque siempre volvía ya que le insistíamos y cantaba más canciones para conformarnos. Fue así como una de las veces salio con la bata y nos canto. Allí morimos todas y eso se transformo en un clásico de todos sus recitales. La salida era bastante tediosa porque éramos muchos para llegar a la puerta y nadie quería irse antes para no perder un minuto del recital y de su presencia. Y así nos íbamos cantando y con buena onda para recordar lo vivido y para guardarlo para siempre en nuestro corazón. Hoy todas estamos agradecidas por los días vividos por eso formamos grupo, foros y coleccionamos todo sobre el así lo tenemos con nosotras y lo recordamos todas las horas del día.

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